miércoles, 28 de abril de 2010

El horno de la torrecilla y la puerta de entrada medieval

A partir del dibujo de Carlos de Haes de 1865 podemos indagar en el espacio representado, y nos detendremos en el el famoso horno situado tras el arco ojival de la antigua muralla.
El horno era del Ayuntamiento y se arrendaba, se llamaba de la torrecilla, porque había una antigua torre, que aún puede verse en este dibujo. En el Catastro de Ensenada de 1752 se menciona el precio de su arrendamiento anual por 335 reales de vellón -aproximadamente la misma cantidad que ganaba un labrador anualmente-. Con el tiempo pasó a ser horno privado hasta que se remodeló con gran polémica hace unos años. El Toboso es de los pocos pueblos de Castilla-La Mancha con restos de las puertas de entrada -de estas características e importancia- a la antigua muralla medieval. No se fue capaz en su momento de haber reservado este espacio como lugar público -con los expedientes que hubiesen sido necesarios y solicitando los apoyos oportunos-, para reclamo turístico, que, contradictoriamente es casi la única industria que funciona  en el pueblo desde la desaparición de las tinajas - con la excepción de la elaboración del vino y  de  las velas.

martes, 20 de abril de 2010

El problema agrario en El Toboso durante la II República

Para entender dos noticias aparecidas en la prensa referidas a temas agrarios en El Toboso, durante la II República, necesitamos tener algunas referencias. Tras la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931, se llevó a cabo una de las reformas más necesarias del momento: la reforma agraria. España era un país eminentemente agrícola y en Castilla La Mancha predominaba el latifundismo y había una inmensa mayoría de jornaleros y el movimiento anarquista de ocupación de tierras se estaba desarrollando. El 9 de septiembre de 1932 se promulgó la Ley de Reforma Agraria. Entre otras medidas estaban las siguientes: se prohibía a los propietarios de tierras que echaran a los campesinos que arrendaban las tierras, se aplicaba también a los jornaleros las jornadas de 8 horas ya conseguidas por los obreros industriales, se obligaba a contratar para el trabajo de las tierras a jornaleros del propio municipio, se obligaba a los propietarios a cultivar las tierras bajo amenaza de confiscación para evitar que los terratenientes boicotearan a la república dejando las tierras sin cultivar. La reforma, sin resultar un fracaso absoluto, representó una gran frustración para los campesinos debido al atraso en elaborar la ley (un año y medio tras la proclamación de la república), la lentitud del Instituto de Reforma Agraria, encargado de elaborar el inventario de tierras expropiables y la falta de dinero para expropiar las tierras, que debían ser indemnizadas previamente.
Su aplicación fue suprimida por la Ley de Contrarreforma Agraria durante el bienio radical-cedista (diciembre de 1934), pocos meses después de su aprobación.
Estas son las dos noticias que hemos tratado de contextualizar:
1.El Sol, 10-6-1932
(Reedición tipográfica de Tomás Moreno)

2. La Epoca, 2-10-1935

Posteriormente, durante la Guerra Civil (1936-1939) en la zona controlada por los republicanos –como fue el caso de El Toboso- se llevaron a cabo expropiaciones forzosas y repartos de tierras, en un proceso controlado por los sindicatos CNT y UGT. En El Toboso había en 1938  225 miembros de estos sindicatos. Con la victoria del bando franquista se anularon estas medidas.


sábado, 17 de abril de 2010

Analizar un fotograma

Fotograma de La ruta de Don Quijote (R. Biadiu, 1934)

En la parte del documental de Ramón Biadiu -La ruta de D. Quijote, 1934- que transcurre en El Toboso, el pionero director catalán, justo después de haber mostrado una era, la torre, el arco, y tras el rótulo del Quijtote con la frase del recuerdo de Dulcinea que le produjo a Don Quijote la vista de las tinajas de El Toboso, nos muestra una enorme tinaja de vino y primero a una chica que suponemos del pueblo -no sé si alguien podría identificarla- con gesto serio, pero al siguiente fotograma -este que analizamos- aparece sornriendo. Está claro que Biadiu nos hace un guiño por su ocurrencia. Evidentemente la tinaja que ha elegido produce hilaridad. No sabemos si ha buscado la broma a propósito, o es que desconocía que las tinajas por las que era famoso El Toboso eran más pequeñas -ya comentamos esto en una entrada anterior-. El equívoco es fundamental para entender el sentido de este fotograma. Todo el documental tiene un carácter etnografíco y Biadiu busca en todo momento mostrar la realidad de La Mancha en el presente, dejando para la música y los rótulos las alusiones cervantinas. Aquí de nuevo -como lo ha hecho antes con el contraste de una venta y un castillo- busca la distancia que va de la realidad a las fantasías del caballero. Pero en este fotograma sólo podemos deducir dos cosas: o el director busca la comicidad o desconoce las tinajas toboseñas -que ya no se hacían y por eso tuvo que grabar en Mota del Cuervo las siguientes escenas de su fabricación.

martes, 13 de abril de 2010

Ilustraciones de El Toboso a través de la historia

En este caso nos referimos a ilustraciones con visos de estar inspiradas en la realidad. No incluimos aquí  las representaciones imaginarias que se han hecho en las miles de ediciones ilustradas de El Quijote.
La primera representación visual de El Toboso de la que tenemos noticia es en el dibujo que aparece en el expediente que envió El Toboso en 1752 para el Catastro mandado hacer por el Marqués de Ensenada. Es un dibujo muy básico con trazos casi infantiles, donde aparecen unas cuantas casas, una enorme iglesia que debe ser la Iglesia Parroquial, el convento de San Agustín, la ermita de San Blas, la ermita de Santa Ana y la ermita desaparecida de Santa Catalina. Curiosamente no aparece el convento de Trinitarias ni el de Franciscanas. Aparecen dibujos de viñas y  de olivos y dos molinos y una zona de baldío.

Del siglo XIX  ya disponemos de varios dibujos, y uno de los más antiguos es el aparecido en El Semanario Pintoresco Español, de 1848, con una representación de  la Iglesia Parrroquial.

De unos años después, 1865, hay un dibujo del pintor Carlos de Haes que muestra un detalle del dibujo anterior, la parte situada a su derecha.


Dibujo de Carlos de Haes, 1865

Unos años después -fruto de un viaje por La Mancha de 1893-, el ilustrador Daniel Vierge, para la edición inglesa de 1897 del  libro de Jaccaci The Trail of La Mancha, que ya hemos comentado, publicó entre otros dibujos esta escena típica de la España de la época -parece una escena del Sacromonte- pero donde parece reconocerse, con notables cambios, el espacio próximo a la ermita de la Virgen Morenita-. La escena corresponde a una investigación practicada por la Guardia Civil. En el texto de Jaccaci no se hace alusión a este suceso, que sí aparece ilustrando el texto.

Ilustración de Daniel Vierge sobre El Toboso, 1897

Ya seguiremos con el siglo XX en otro momento.

viernes, 9 de abril de 2010

Un viajero norteamericano en El Toboso a fines del XIX

El periodista y escritor norteamericano August F. Jaccaci hacia 1890 realizó un viaje por la Mancha siguiendo el rastro del Quijote y en 1896 apareció en Nueva York su libro titulado On the Trail of Don Quixote -publicado en España en 1915 como El camino de Don Quijote-. El capítulo dedicado a El Toboso describe sobre todo la posada en la que se hospedó. La obsesión de los viajeros distinguidos debía ser encontrar posadas limpias, y describe gratamente la que encontró: "Su elogio quedará hecho al decir que me evocó a Holanda. Los suelos en ladrillos de patio (sic) y los cuartos, relucián; la luz cruda entraba por las ventanas a través de unas cortinas; algunas estampas de patéticas escenas religiosas adornaban ingenuamente las paredes blanqueadas con cal". La familia que cuidaba esta posada estaba compuesta por dos hijas, María y Juana, y los padres.

Ilustración de Daniel Vierge para la edición inglesa del libro On the Trail of Don Quixote de 1897

Se detiene especialmente en la descripción del padre a quien presenta de la siguiente manera: "Era un fanático, de una intolerancia feroz; uno de los rasgos más fuertes que el extranjero nota en los españoles. Hasta ahora yo no había notado en nadie este sentimiento; pero la de este posadero valía por la de muchos. No era Don Quijote en sus contiendas caballerescas tan aferrado a ideas como este gigante hostelero cuando prorrumpía en invectivas contra las malas costumbres de la generación actual, contra la indiferencia religiosa reinante, contra la inobservancia de prácticas establecidas por la santa madre Iglesia católica. (...) Según él, este mundo iba a la ruina por un camino lleno de abrojos, lo cual corroboraba con el incalificable proceder de unos gobiernos que, escandalosamente, sin respeto alguno humano o divino, robaron a la Iglesia española sus tierras, sus casas, sus tesoros, dejando en la calle a frailes y monjas. Antes, en El Toboso mismo, a cada paso podía encontarse, si no una iglesia, una capilla, un convento. De todo este culto, sólo dos iglesias habían quedado para todo el pueblo. ¿Cómo, sin inguna riqueza, irá ahora la Iglesia poder realizar el bien?".
Este personaje que describe Jaccaci muestra su opinión crítica  respecto a la desamortización que se llevó a cabo a mediados del siglo XIX y que puso en manos privadas foráneas miles de hectáreas y de numerosas fincas urbanas que pertenecían a la Iglesia en El Toboso -y que analizaremos más detalladamente en otra entrada.
Jaccaci sigue narrando la situación que se vivía en la posada, marcada por el fanatismo religioso del propietario -rezos continuos...-, que sería la causa de la escasa clientela. Prosigue: "Cuando, por la tarde, oía cantos de alegría en la vecindad  y le preguntábamos, contestaba con cierto sentimiento:
-Es de la otra posada. Dios quiera que el fuego consuma de arriba abajo, hasta los cimientos, esa casa de herejes".
Poco más añade el escritor, salvo mencionar que todavía persiste la industria tinajera.
En unos cuantos párrafos Jaccaci nos ha presentado a todo un personaje, representante quizá de un estado de opinión en una parte El Toboso en esa época.
Foto de J. Arnau posterior -1932- que también muestra una escena de una posada en El Toboso

Podemos suponer que Jaccaci no quiso poner el nombre del posadero al de describió con trazos tan gruesos, ni siquiera puso el nombre real de sus dos hijas, porque de la literatura a la realidad suele haber distancias aunque se trate de una crónica de viajes. Sí sabemos que la posada que aparece en la fotografía de Arnáu, estaba regentada por dos hermanas, Carmen y Juliana. No podemos deducir nada más.

martes, 6 de abril de 2010

El Toboso y el teatro

El Toboso tiene una estrecha relación con el teatro, que no es reciente. Gracias a la fama del Quijote y al universal personaje de Dulcinea, en 1673 se compuso una obra teatral representada en los teatros de Madrid –que curiosamente aún no ha sido representada en El Toboso- cuya acción transcurre en parte en El Toboso, titulada El hidalgo de la Mancha, realizada por varios autores –Juan de Matos Fragoso, Juan Bautista Diamante y Juan Vélez de Guevara-. En uno de los pasajes se dice:

“-Alvarado: Buen lugar es El Toboso
  -Don Juan: Es el mejor de la Mancha
                    es ilustre en gala y en nobleza.
-Alvarado: Y hace muy grande ventaja
                  A Madrid en una cosa.
-Don Juan: ¿Dime cuál es?
-Alvarado: Es muy clara,
                 que allá dan agua por vino,
                 y aquí dan vino por agua”.

De 1905 disponemos de una fotografía que nos da noticia de que en El Arco había un teatro.


También podemos incluir en este artículo a la hija de la toboseña Benita Cano Rodríguez –lavandera-, Consuelo Vello –de niña ayudó a su madre a lavar ropas ajenas en la ribera del Manzanares-, que pasó de ser una pobre chica de la calle a la reina del cuplé. Nacida en Madrid en 1884, conocida artísticamente como La Fornarina, triunfó en los mejores teatros de toda Europa -París, Berlín, Budapest...- en los primeros años del siglo XX. Llevó a su apogeo la canción popular. Murió joven -Mariano Benlliurre le esculpió su sepultura en el cementerio de San Isidro- y dejó una inmensa fortuna a su padre y hermanos.


Aún pervive en la memoria colectiva algunas representaciones teatrales de aficionados del pueblo durante la posguerra.

En este breve recorrido por la relación de El Toboso con el teatro merece un lugar destacado la creación de las Jornadas Cervantinas en 1992 –impulsadas por José Angel Muñoz- y que desde entonces ha contado con las representaciones teatrales de actores del pueblo, constituidos en la Compañía de Angulo El Malo. A lo largo de los años esta compañía ha ofrecido montajes de teatro de calle basados en las obras de Cervantes, desde los entremeses –El retablo de las maravillas, La guardia cuidadosa, La cueva de Salamanca-, las comedias –Pedro de Urdemalas-, novelas ejemplares –Rinconete y Cordadillo- a distintas versiones del Quijote. En 2002 pusieron en escena un montaje denominado Teatro de cautivos a partir de Los tratos de Argel, Los baños de Argel y La gran sultana. Otros años también han representado obras de Shakespeare, Tirso de Molina, Lope de Vega o Sor Juana Inés de la Cruz.


Al mismo tiempo han ido surgiendo otros grupos como los Tobaretax y el grupo Agape Teatro, que completan la oferta teatral de las Jornadas Cervantinas.

El grupo teatral Agape de El Toboso


Este año las XIX Jornadas Cervantinas se celebran desde el 15 de abril con exposiciones y conferencias y las representaciones teatrales son los días 24 y 25 de abril, con una variada oferta  -entremeses cervantinos, pasacalles, rondas literarias, teatro infantil...

La persecución inquisitorial de la familia Alonso-Villanueva de El Toboso

 El Archivo Diocesano de Cuenca contiene un conjunto de expedientes inquisitoriales referidos a El Toboso de inestimable valor para conocer ...