sábado, 18 de diciembre de 2010

El charco del Pozo de la Puerta de El Toboso

Vista del llamado Pozo de la Puerta en una fotografía de 1916

El Toboso se edificó sobre una pequeña pendiente elevada que desaguaba formando pequeños charcos en las hondonadas adyacentes. Estos charcos debieron ser útiles para que abrevasen los animales pero  muy nocivos para la salud pública porque eran un foco de transmisión de enfermedades contagiosas. El del Pozo de la Puerta, estaba situado junto al pozo que a su vez estaría junto a una de las puertas de entrada al pueblo.  Hubo intentos intermitentes de desecarlos mediante zanzas pero hasta época reciente -durante la alcaldía de D. Manuel Cerro- no se culminó esta tarea.
Por otra parte, y de acuerdo con la política de desamortización -conocida por el ministro que la realizó, Pascual Madoz, de 1855-  de los bienes municipales, en el Archivo Provincial de Toledo se conserva el expediente de 1865 de la venta de los terrenos pertenecientes al Ayuntamiento de El Toboso denominados del Pozo de la Puerta, aledaños al charco, de una extensión de  más de una hectárea, que lindaban -entre otros- al Oeste con Inés Rodríguez y al Mediodía con el camino del convento y al Norte con Manuel Manzanares, y que se tasaron en 1.200 reales. Desconozco cuál fuel el adjudicatariao.

Así mismo el charco del Pozo de la Puerta ha sido un lugar emblemático de las vistas e incluso de la iconografía quijotesca. Muchas de las ilustraciones que presentan a Don Quijote y Sancho en El Toboso lo hacen sobre el reflejo de dicho charco, como la de Pierre Noury de 1933

martes, 14 de diciembre de 2010

María Zambrano en un mitin en El Toboso en 1931

La gran filósofa  María Zambrano participó en varios mítines durante el mes de marzo de 1931 por varios pueblos manchegos apoyando a la coalición republicano-socialista, y en concreto participó en un mitin en El Toboso, poco antes de las elecciones municipales del 12 de abril de ese año que acabarían derrocando al monarca Alfonso XIII y darían lugar al advenimiento de la II República. Al terminar la Guerra Civil tuvo que exiliarse y desarrolló la mayor parte de su carrera en el exilio.

sábado, 11 de diciembre de 2010

El alcalde Zarco de Morales tala y cultiva la dehesa de la Poça del concejo de El Toboso


En 1597 hubo una querella contra el doctor Zarco de Morales, alcalde de El Toboso, porque el año anterior había "rompido y tenía ursurpado y entrada gran parte de la dehessa de la Poça que es lugar de pasto y propia de la dicha villa (...)". Fue condenado a restituir lo usurpado y al pago de una multa pero "luego que fue electo por alcalde este presente año reincidió en el dicho delito volvió arar y tiene labrada la dicha parte de dehessa y lo que peor es que con el favor que como tal alcalde tiene a cortado y talado gran número de pies de encina que en la dicha parte de la dehessa había en la cual el dicho doctor por ser tal alcalde a cometido atroccísimos dignos de punición y castigo" . El testigo Juan Gómez, guarda de los montes municipales relata los hechos: el domingo antes del  día de Reyes, se encontró al doctor y alcalde Zarco, al alguacil  y a un criado sobre las ocho horas de la noche en el monte de la Poça. Al verlo el doctor Zarco le ofreció de beber con gran regocijo y después se fue a la villa con su gente. Juan Gómez se quedó en la dehesa en la majada de los pastores de Juan Martínez de Alexo "y estando a la lumbre con los pastores que guardaban el dicho ganado y a la hora de media noche poco más o menos oyeron golpes (...) a manera de que cortaban leña dentro della en la leña que el concejo desta villa tenya vendida y acudieron a los dicho golpes(...)"(A. H. N., OO. MM., A. T. nº 53.974)
Era el destino de los montes y dehesas del Concejo, usurpados en muchos casos por los cargos concejiles, supuestamente encargados de su vigilancia y mantenimiento, haciendo buena la famosa frase de de Proudhon sobre el orgen de la propiedad.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Proyecto de plantación de pinos "y bellotas" en la sierra de El Toboso en 1811


En plena Guerra de la Independencia, en 1811, el corregidor de Tarazona de La Mancha, Mariano Rufino González, que era vecino de El Toboso, solicitó permiso a las autoridades españolas retenidas en ese momento en Cádiz -mientras se redactaba la famosa Constitución que vería la luz un año después- para replantar terrenos de realengo -pertenecientes al Estado- en una zona donominada La Sierra entre El Toboso, Miguel Esteban y Campo de Criptana -cuyos términos no estaban delimitados-, con "pinos de todas clases, bellotas y otras semillas". Argumentaba en su escrito que esos terrenos estaban completamente deforestados y que no eran productivos para los cultivos por lo que cree que haría un servicio a la nación si se le concediese la licencia para la plantación de árboles. En el escrito se dice que es terreno "pedregoso y seco, de modo que habiendo los naturales de aquellos pueblos empezado el cultivo de algunas posiciones de el con algunas semillas, lo han tenido que abandonar porque perdían aquellas, su sudor y sus fatigas". Dicho escrito nos proporciona algunos detalles interesantes:  en dichos terrenos -de una legua muy escasa-  existen algunos propietarios -a pasar de ser de realengo- "con documentos que garantizan su dominio" y "lo más común es que aquél que ha querido en cualquier tiempo ha labrado lo que le ha parecido, y después lo ha abandonado, como que de inmemorial se tiene este terreno por realengo y valdío". Se pretende el plantío en el terreno propiamente de realengo e inculto y dice que en "aquel País apenas se reconoce un árbol, por cuya falta tantos males ha sufrido siempre y sobre lo que no ha dejado de representarse lo suficiente" (A.H.N. Consejos,12003,EXP.3).
Se inició un expediente  pero no disponemos de documentos que nos permitan saber si finalmente se le concedió la licencia y si llegó a realizar la plantación, aunque es evidente que la deforestación continuó. De todas formas, parece un tanto sospechoso, que en la circunstancia tan incierta de una guerra alguien piense en una empresa tan a largo plazo como una plantación forestal. No sabemos si en realidad lo que pretendía era apropiarse de terrenos de realengo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La venta del monte de Gúzquez de El Toboso

Expediente de venta del monte de Gúzquez de El Toboso en 1859

     El Ayuntamiento de El Toboso disponía desde su fundación en el siglo XIII del Monte de Gúzquez que le proporcionaba rentas para compensar sus gastos. La crisis hacendística de  municipios como el de El Toboso se agravó en las primeras décadas del siglo XIX. El Estado liberal, después de haber llevado a cabo la desamortización de los bienes del clero regular -que en El Toboso afectó a las tierras y a los bienes urbanos de los tres conventos existentes- inició también la desamortización  y venta de los bienes municipales. El Toboso, que ya había iniciado la venta de su monte en 1824, continuó este proceso con la venta en lotes de unas 486 hectáreas de su monte de propios -municipal-, destinado a pastos y que se solía arrendar por 4.000 reales. Así en el expediente de 1859 consta la venta de uno de estos lotes a Julio Villajos, vecino de Quintanar de la Orden.
Adjudicación del lote de  Corrales de los Conejos del monte de Gúzquez a Julio Villajos

      El lote de  Corrales de los Conejos se había tasado en 111.120 reales y se subastó a la mejor oferta, que fue de 270.100 reales, presentada por Julio Villajos. . De forma paralela el lote de El Reventón se adjudicó a Francisco Añover.
     Josep Fontana en su excelente libro La época del liberalismo (volumen 6 de la  Historia de España, Crítica, Barcelona, 2007) nos informa de que la desamortización civil promovida por Madoz en 1855 establecía la siguiente forma de compensación a los ayuntamientos por la venta de sus bienes de propios: les devolvía el 80% del valor que alcanzase en las subastas -el 20% restante se lo quedaba el Estado-, que se entregaría en títulos de deuda "al 3 por 100, lo que signicaba que los municipios, privados de unos bienes que les servían para financiarse, recibirían anualmente el 2,4 por 100 del valor que éstos habían alcanzado en las subastas" (pág. 277).
    Por otra parte, como consecuencia de la Ley de Desamortización de 1855 de Madoz se sacaron a la venta bienes de propios del Ayuntamiento de El Toboso 1615 fanegas adjudicadas a Miguel Torija por un valor de 170.000 reales (Vicente Moreno Ballesteros, La desamortización de Madoz en España, p.17)
    Estas ventas del monte de El Toboso no se realizaron en pequeños lotes que podrían haber sido comprados por más modestos propietarios y labradores del pueblo, sino que acabaron en manos de grandes propietarios foráneos.

martes, 9 de noviembre de 2010

Molinos de viento en El Toboso desde el siglo XVI

Dibujo de Carlos de Haes de un molino de El Toboso, 1865

No es habitual asociar la imagen de El Toboso con los molinos de viento, como sucede con pueblos como Mota de Cuervo o Campo de Criptana, sin embargo, hasta al menos los años treinta del siglo pasado existieron molinos de viento en pie en esta villa. La primera noticia que conozco de los molinos de viento -aparte de la conocida e imprecisa de la respuesta 22 de las Relaciones Topográficas-  de El Toboso aparece de forma indirecta en un expediente inquisitorial contra Agustín Hernández, de 1599. El testigo Pedro de Morales contra el barbero Agustín Hernández describe el enclave donde tuvieron lugar los hechos denunciados ante el tribunal eclesiástico: estaba "en un molino del dicho Pedro de Morales -alcalde- su padre que está en camino de Santa Ana cerca de esta villa en un sitio que llaman El Acoxida  donde hay otros molinos de viento en contorno".  Dicho testigo vio cómo Agustín Hernández "desenvainaba la espada y se iba a una cruz  que estaba cerca del molino y empezó a darle de cuchilladas por la parte del pie  de la dicha cruz diciendo mira como corta mi espada..." (Archivo Diocesano de Cuenca, Inquisición, legajo 349 nº 4978). La avidez por probar su espada le costó al espadachín toboseño padecer un molesto proceso inquisitorial -que al parecer se saldó con una pena leve-, pero nos dejó el testimonio de la ubicación de los primeros molinos de viento en El Toboso.
En el Catastro de Ensenada aparecen referencias precisas de los molinos -había 10 molinos de una muela- y los molineros de El Toboso -por ejemplo Miguel Sacristán-, así como un dibujo esquemático donde aparecen molinos.

Dibujo de El Toboso del Catastro de Ensenada
Se pagaba al Rey el tributo del mancal, es decir, dos fanegas por cada molino.
A finales del siglo XIX la utilización de los molinos se fue reduciendo progresivamente hasta que la falta de rentabilidad propició su abandono hasta desaparecer totalmente.

Foto de un molino de El Toboso de una revista de 1930, aunque la foto es anterior

lunes, 1 de noviembre de 2010

Estreno de una versión china del Quijote en 3D

Dulcinea y Don Quijote
Una nueva versión cinematográfica del Quijote -dirigida por Agan- se estrenará este mes en China, con la particularidad de que está rodada en 3D -la primera película china en este formato- y de que se hace uso frecuente de las artes marciales. Los guionistas han adaptado a placer el texto original. Las llanuras manchegas han sido sustituidas por las montañas de Sichuan y Dulcinea -Cui Hua- aparece de esta guisa a lomos del Rocinante chino abrazada por su señor -Tangii Dede-.

sábado, 23 de octubre de 2010

Investigación de las cuentas municipales de El Toboso en 1608


Fotografía de 1916, con el Ayuntamiento de El Toboso a la izquierda

El Concejo municipal de El Toboso, como tantos durante el Antiguo Régimen, sufrió múltiples sucesos en los que la hacienda municipal se vio resentida. Ante reiteradas sospechas de abusos se inició un proceso judicial. En 1608 llegó a El Toboso Barona Yncinillas, gobernador del partido de Uclés y Justicia de Felipe III, acompañado de un fiscal del Consejo de Órdenes, Domingo de Rada, y un notario. Se instalaron en la casa de Francisco Novillo, sobrino del hidalgo Zarco de Morales. Venían a controlar las cuentas del Concejo, que ya habían sido investigadas diez años antes. Pero los libros habían desaparecido de sus cofres. El gobernador ordenó detener a los dos alcaldes y a los regidores de la villa. Al día siguiente un cura le enseña cuatro libros, los que no se encontraban. Se había publicado una bula de excomunión en la Iglesia y le entregaron los libros bajo secreto de confesión. El fiscal detecta que en dos de los libros faltan hojas. El notario toma buena nota del estado de los libros. Días después el gobernador cita a los hombres que fueron alcaldes y regidores en 1605. Quedan prisioneros en el Ayuntamiento Juan Martínez de la Morena y Flaminio de Morales –hijo del doctor Esteban Zarco de Morales-, que eran alcaldes en ese año, así como los regidores Andrés Martínez Carpintero el viejo, Diego López Serrano y Alonso López Zarco. Los detenidos demandan que se les tome declaración y que se les permita salir del Ayuntamiento bajo fianza, porque dicen ser “honestos y honorables” y además pueden pagar. El gobernador ordena que se les tome declaración. Acusa criminalmente a Pedro Martínez de Velasco y Alexo Ortiz, alcaldes en funciones, así como a Pedro González, secretario del Ayuntamiento de haber sido negligentes y de no haber respetado sus obligaciones de guardar en los archivos y en lugar seguro los libros de cuentas municipales, sin que no falte ninguna página. Por ejemplo, faltan ocho páginas del libro de propios de 1605 –donde se registran los bienes municipales-, en el libro de 1606 las cuentas están mal registradas –“en las quales foxas avía mucha suma de mrs. mal libradas y condenadas y otras condenaciones y advertencias en raçon de la dicha usurpación que porque no sierviese ni entendiese lo an quitado” (A.H.N., OO. MM., A.T., nº 17.713).

Pero la acusación más grave es contra los alcaldes y regidores de 1605 que, según ciertos testimonios, habrían traficado con el trigo del pósito. Flaminio de Morales, Alonso López Zarco y Diego López Serrano, miembros del consejo municipal son primos hermanos. En 1605 el pósito carecía de reserva de granos y el Ayuntamiento ordenó a Alonso López Zarco que fuese a comprar trigo a Aragón. Recibió un salario por su cometido. Compró 300 fanegas de trigo a 14 reales conforme al precio oficial. Pero revende lo comprado a 20 y 22 reales. Regresa a la villa después de tres meses diciendo que había comprado el trigo a 24 reales la fanega. La operación le costó al Ayuntamiento 17.000 reales, al mismo tiempo que les reportó al Alcalde y a los dos regidores mencionados un beneficio entre 2.000 y 3.000 reales. El registrador del pósito Andrés Martínez el mozo confirma que le dio en persona a Alonso López Zarco 586.000 mrs. Durante el proceso el acusado recibió el testimonio favorable de algunos parientes y además se alegó que los acusadores eran sus enemigos, por ser de otro clan. La sentencia será la absolución aunque tiene que pagar los gastos del juicio. Flaminio de Morales y Diego López también son absueltos.

Durante las investigaciones el gobernador y juez Yncinillas descubre otras ventas fraudulentas de trigo al pósito municipal. Doce personas –alcaldes y regidores y familiares, de los más ricos de la villa- son arrestadas -se libró de esta circunstancia el familiar de la Inquisición Alonso de Nieva-. Finalmente todos serán declarados inocentes. La justicia del Antiguo Régimen raramente fallaba contra los privilegiados.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lucha de clanes rivales en El Toboso del siglo XVI: los Zarco contra los Ortiz

Fachada de la antigua casa del doctor Zarco de Morales, en una fotografía de los años veinte del siglo XX

En 1562 el Ayuntamiento de la villa de El Toboso acusó al doctor Zarco de Morales –jefe de uno de los clanes más poderosos del pueblo, "cristiano viejo" con expediente de limpieza de sangre, que se encuentra en el Archivo Diocesano de Cuenca-, a sus parientes y amigos de haber derribado el rollo jurisdiccional –columna de piedra, símbolo de la jurisdicción municipal, que permanecería en la plaza situada junto a la Iglesia Parroquial hasta mediados del siglo XIX-. Existía una gran rivalidad entre el clan presidido por Zarco de Morales y el de los Ortiz -de ascendencia conversa-. Pascual López Ortiz era el alcalde ordinario este año y su hermano Pedro Ortiz era el síndico procurador del Ayuntamiento y solicitaron al Rey Felipe II a través del Consejo de Ordenes Militares –por pertenecer el pueblo a la Orden de Santiago- que enviase un juez pesquiaidor para averiguar y castigar los hechos. Es nombrado el licenciado Torres de Molina pero el doctor Zarco lo recusa alegando que es demasiado favorable al Ayuntamiento. Ante los obstáculos a la justicia del doctor Zarco, el Ayuntamiento acabó por claudicar y aceptar “una concordia y concierto”. Pero el doctor Zarco y su cuadrilla no perdonaron jamás a Pascual López Ortiz y a su hermano Pedro Ortiz. Intentaron vengarse agrediendo a miembros de la familia Ortiz hasta que finalmente asesinaron a un sobrino, el joven Alonso Ortiz –hijo de Alonso Ortiz y Catalina Díaz-, el día de San Sebastián -20 de enero- de 1563. Ese día, fueron avisados de estas intenciones manifiestas los Ortiz y advirtieron al nuevo alcalde Juan Díaz de Molina, pero no se hizo nada. Cuando Alonso Ortiz “yva por una calle hazia la hermita de Nª Sª de los Remedios de la dicha vª los suso dichos salieron al encuentro al dicho Alº Ortiz que yva salvo y seguro sin hazer ni decir cosa alguna por donde le puediese venir el mal y daño que le vino y estando fuera de la dicha vª hazia la dicha hermita se fueron para ella el dicho bachiller Molina y Eugenio de Sazedón y los demás consortes y hecharon manos a sus espadas y teniéndolas desenvainadas dieron muchas cuchilladas y estocadas al dicho Alº Ortiz así en la cabeça como en la cara como en otras partes del querpo y le rrompieron su cabeça y le salieron los sesos della y ansí mismo en las demás partes y le rompieron su cuerpo y le salió mucha sangre y de las dichas heridas murió quando entrava en el quinto día y está enterrado” (A.H.N., OO. MM., A.T., nº 58.371). También fueron heridos otros tres jóvenes que intentaron oponerse. Los asesinos se refugiaron en la capilla de N. S. de los Remedios y los Alcaldes no hicieron nada por capturarlos.

Foto de 1901 del escudo del doctor Esteban Zarco de Morales

Después de asegurarse de si se podía responder de los gastos del juicio, se inició el mismo y fueron interrogados tres miembros del clan del doctor Zarco, su hermano Juan y sus primos Alexo Martínez Zarco y Pedro Morales Botija, que fueron acusados de acoger la preparación de la conjura contra los Ortiz. La sentencia para ellos fue escandalosamente leve: un año de expulsión de la villa. Pero los autores materiales del crimen fueron ahorcados. Sin embargo, el jefe del clan no fue molestado en absoluto.  Unos años después, en 1575, dicho doctor Zarzo sería uno de los firmantes de las respuestas de El Toboso a las preguntas del rey Felipe II en las llamadas Relaciones topográficas. Tres miembros del clan Ortiz -Juan, Julián y Pascual- tuvieron que responder en los años siguientes a los interrogatorios de la Inquisición, víctimas de las venganzas enconadas de los Zarco, a cuyo clan pertenecían varios familiares de la Inquisición.
Estos sucesos nos muestran las luchas por el poder en el Concejo de El Toboso en la segunda mitad del siglo XVI.
Desde al menos la edición del Quijote de Diego Clemencín en 1836 se acudió a la figura del doctor Zarco de Morales para encontrar en la figura de su hermana Ana Zarco una personificación imposible de Dulcinea.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Humboldt y la composición geológica del suelo de El Toboso

En 1825 la revista alemana Hertha publicó un artículo del gran científico Alexander von Humboldt sobre su viaje a España en 1799 y su estudio geográfico de la Meseta. Estas son las líneas que dedica a El Toboso: "Alrededor de Toboso, cuyo nombre ha difundido Cervantes amplia y gloriosamente, se encuentra de nuevo sobre las calizas una formación de arenisca, por lo regular de grano fino, en su mayor parte, compuesto de granos redondos de cuarzo, pero alternando aquí y allí, con estratos de granos toscos de nagelflúo.  Esta arenisca no parece estar muy extendida, y a causa de la proximidad del granito de Toledo, crecen considerablemente hacia Ocaña las grandes vetas de cuarzo (...)"

martes, 7 de septiembre de 2010

El padre Esteban Martínez Valiente de El Toboso contra el diezmo del aceite

Vista de la fachada lateral de la antigua tercia de El Toboso, con la escuadra de sillería y el muro de mampostería

Ya hemos dicho en otra entrada que en la Tercia -situada en la actual Cooperativa del pan Aldonza Lorenzo- se depositaba la décima parte de los procuctos recolectados -cereales, vino...- como impuesto a los labradores por parte de la Iglesia. En 1585 se intentó por primera vez en El Toboso diezmar también la recolección de aceite -parece ser que con anterioridad aún no se había introducido este cultivo en el pueblo-. El padre Esteban Martínez Valiente, un cura a contracorriente -que también se oponía a las donaciones testamentarias para misas, a las riquezas excesivas que acumulaba la Iglesia, a los privilegios del cura párroco...- persuadió a algunos de sus feligreses de que no estaban obligados a pagar el diezmo por el aceite, por tratarse de un cultivo nuevo que nunca antes había diezmado en el pueblo-. Estas son algunas de sus argumentaciones: "Sy el dicho Prior Aponte de Quiñones tenya zelo a hacer a los clérigos ricos tratara con el Rey que le diera los diezmos y no se hecharan los tributos a la gente e pueblos necesitados..." (Archivo Diocesano de Cuenca, Inq., leg. 309, nº 4481). Evidentemente fue procesado por la Inquisición. Según se desprende de dicho expediente, no todo era afán de justicia en el padre Valiente, que no toleraba la preeminencia y privilegios del cura párroco y de otros beneficiados eclesiásticos de la parroquia.

martes, 31 de agosto de 2010

Brocal de barro de El Toboso

Imagen de un brocal de pozo hecho con barro cocido que lleva la marca "Tobosso", pieza excepcional porque hasta ahora no se tenía constancia de que junto a la producción tinajera también se realizasen brocales. Esta pieza, por el vocablo escrito con dos eses denota una gran antigüedad. Lleva incisa diversa decoración. Por ejemplo, en la parte central inferior aparece un pájaro. Por supuesto, este brocal ha acabado saliendo de El Toboso hace escasos meses, ante la indiferencia habitual por la conservación y puesta en valor de este patrimonio único. Quizá aún no sea demasiado tarde para declarar como Bienes de Interés Cultural las tinajas y brocales de barro de El Toboso.

martes, 17 de agosto de 2010

El morisco toboseño Francisco Ximénez y la Inquisición


El morisco Francisco Ximénez, nacido en El Toboso en 1571, de padres moriscos traídos desde Vélez Rubio (Almería), tuvo una vida bastante azarosa según aparece en su proceso inquisitorial: a los 13 años tuvo que enrolarse en el ejército, huyendo de la miseria y anduvo por varios lugares -Zaragoza, Huesca...-, regresó a El Toboso y se casó y acabó siendo víctima de la Inquisición. Estando segando en una finca de un toboseño -junto a otros moriscos-, en un paraje de Socuéllamos en 1603, justo después de volver del pueblo por las fiestas de Santiago y Santa Ana, hablando con una cristiana vieja -Madalena Muñoz- se le ocurrió decirle cómo era que no iba a El Toboso por las fiestas y ella le respondió que tan solo lo sentía por no poder ir a misa. Según consta en el proceso inquisitorial, Francisco Ximénez le respondó "que reçando al sol cada mañana era tanto como oyr missa reçando y que se estuviera él un año sin oyr missa reçando al sol cada mañana a lo cual esta tº dixo mire que esso no se puede decir..." (Archivo Diocesano Cuenca, Inq. leg. 357 nº 5091). Esta frase le valió una denuncia que inició un proceso inquisitorial. El secuestro de sus bines puso en evidencia que era un pobre jornalero que vivía en una casa de alquiler, que tenía unas pequeñas tierras arrendadas donde sembraba azafrán y que tenía un borrico pequeño. Testificaron 5 mujeres y un hombre -alguacil municipal- en su contra. Durante el proceso los inquisidores trataron de averiguar si hacía prácticas musulmanas y si entre los moriscos de El Toboso se hacían. Tan sólo dijo que su madre le enseñó algunas palabras en árabe pero que como el resto de los moriscos iban a misa y cumplían con lo ordenado por la Iglesia. Como Francisco Ximénez no reconocía los hechos por los que se le acusaba fue sometido a tortura -el potro- pero resistió sin decir nada fue condenado a abjurar de sus pecados en la catedral de Cuenca y a tres años a galeras -como remero, sin sueldo-. Por testimonios posteriores se sabe que consiguió sobrevivir y volvió a El Toboso poco antes de ser expulsado en 1609 juntos a los demás moriscos del pueblo -269- y de España, fuera de las fronteras peninsulares.

lunes, 19 de julio de 2010

Fábrica de tinajas en El Toboso

En este mapa de los caminos del término municipal de El Toboso de finales del siglo XIX encontramos representados una Fábrica de Tinajas, un Horno y un camino de la Fábrica de Tinajas que conectaba la misma con el Camino de Puebla de Almoradiel. Es la prueba evidente de la importancia de esta industria artesanal, poco antes de su extinción.

viernes, 9 de julio de 2010

El Toboso en un mapa de 1757

Si se mira con atención -ampliando la imagen-  sorprenderá encontrar entre los escasos municipios que aparecen, El Toboso, que en 1757, cuando Tomás López publicó este mapa de España no debía tener mucho más de 2500 habitantes y que no era sede de ninguna demarcación territorial.

miércoles, 7 de julio de 2010

Los franceses en El Toboso

Hay varias descripciones de la presencia de las tropas francesas en El Toboso durante la Guerra de la Independencia. La de Albert-Jean-Michel Rocca es una de los más pintorescas. Después de la batalla de Uclés -1809-, las tropas francesas pasan por El Toboso y este es su relato: "El Toboso se parece perfectamente a la descripción que ha hecho de él Miguel de Cervantes en su inmortal obra de Don Quijote de la Mancha. Si este héroe imaginario no fue durante su vida de un gran socorro para las  viudas y los huérfanos, al menos su memoria protegió contra los desastres de la guerra la fantástica patria de su Dulcinea. Cuando los soldados franceses veían en las ventanas a alguna mujer decían riendo, aquella es Dulcinea. Su alegría dió confianza a sus habitantes, quienes en lugar de huir como acostumbraban ante la primera vista  de nuestras vanguardias, se reunieron para vernos pasar. Las chanzas recíprocas sobre Dulcinea y Don Quijote fueron un vínculo común entre nuestros soldados y los habitantes de El Toboso, y los franceses  bien acogidos trataron a los habitantes con delicadeza". Evidentemente las requisas de víveres eran imprescindibles para cualquier ejército de ocupación, sólo que aquí se ha preferido ocultarlo, llevado el autor por cierto pintoresquismo literario. Aunque también pone de manifiesto cómo la fama literaria puede proteger a un pueblo de su invasores.

miércoles, 23 de junio de 2010

Azorín en El Toboso

Con motivo del III Centenario de la I parte de El Quijote se le encargó a Azorín que escribiese sobre la ruta de El Quijote. El origen de la obra es conocido porque lo reveló el propio autor en su libro Madrid (1941). José Ortega Munilla, director de El Imparcial y padre de Ortega y Gasset, le citó en su casa para proponerle un viaje; Azorín,  acababa de dejar el diario España, en el que había estrenado su célebre pseudónimo en enero de 1904 y en cuyas páginas destacó como cronista parlamentario. La propuesta de Ortega marcó su primera misión en la cabecera que él mismo consideraba "la cumbre" del periodismo. "Va usted primero, naturalmente, a Argamasilla de Alba", le indicó. "De Argamasilla creo yo que se debe usted alargar a las lagunas de Ruidera. Y como la cueva de Montesinos está cerca, baja usted a la cueva. ¿No se atreverá usted? No estará muy profunda. ¿Y dónde cree usted que ha de ir después? ¿Y cómo va usted a hacer el viaje? No olvide los molinos de viento. Ni el Toboso". La sorpresa de Azorín, con todo, se consumó cuando a renglón seguido el director abrió un cajón, sacó "un chiquito revolver" y lo puso en sus manos con tono previsor: "No sabemos lo que puede pasar. Va usted a viajar sólo por campos y montañas. En todo viaje hay una legua de mal camino. Y ahí tiene usted ese chisme por lo que pueda tronar". Así que no debían ser territorios demasiado seguros en aquella época.
Las crónicas de su viaje aparecieron en El Imparcial en 1905. Los capítulos XIII y XIV de la edición  del libro La ruta del Quijote están dedicados a El Toboso, y Azorín ofrece una imágen triste y decadente del pueblo -con edificios en ruinas-, acorde con su visión pesimista -noventayochista- de la historia de España. El libro está dedicado al maestro de El Toboso Silverio Yébenes -–"autor de un soneto a Dulcinea, autor también de una sátira terrible contra los frailes; propietario de una colmena con una ventanita por la que se ve trabajar a las abejas" (como en El espíritu de la Colmena de V. Erice)–, con quien mantiene una interesante conversación, acompañado de los llamados miguelistas. En la edición de 1916 aparecieron una serie de fotografías de toboseños típicos de la época bajo la evocación cervantina. Por cierto, más de un viajero se ha eco de que no exista una edición de esta obra de Azorín en la Biblioteca Cervantina de El Toboso.
Fotografía de El Toboso, La ruta del Quijote, edición 1916.
El pie de foto dice: "El Toboso-Agricultor que encontró Don Quijote al entrar en el pueblo".




lunes, 21 de junio de 2010

Esos objetos del pasado


A  veces los objetos abandonados, amontonados de cualquier forma, tienen tal poder de evocación, que es difícil añadir nada más. Como en esta especie de bodegón del pasado donde está todo: unas trillas y una criba, una espuerta de vendimiar y una tinaja, sobre un fondo de cal de una pared escarbada. Su capacidad de representación de un mundo desaparecido, de ancestrales formas de vida es definitiva. La presencia de la modernidad la ponen unas cajas de cartón, lo que parece una parte de un remolque,  las barillas de una máquina de "echar líquidos" a las viñas y sacos de abono. Un pequeño saco azul, bien  atado, seguramente contiene también un caro producto químico de las viñas. Cien años de cambios socioeconómicos contenidos en esta instantánea de cualquier huerto de El Toboso. Esos objetos arrinconados se resisten a desaparecer y permanecen por inercia, como esos viejos recuerdos de la infancia. Hasta que tristemente, se decide "hacer limpieza", y acaban perdiéndose tantas cosas. Los anticuarios están siempre al acecho. Y así va desapareciendo el patrimonio de nuestro entorno.


jueves, 3 de junio de 2010

En busca de la Tercia de El Toboso

Vista aérea del edificio rectangular, situado en la parte central de la fotografía, debajo de la plaza del Arco,  que pudira ser la Tercia

Tercia de Mota del Cuervo

Detalles de los estribos -machones- del edificio de lo que podría haber sido la Tercia de El Toboso

La Tercia era un edificio destinado a almacenar el trigo y el vino que se recaudaban como impuestos -diezmos- a los campesinos por parte de la Iglesia propiamente dicha y la Orden de Santiago -repartiéndoselo en terceras partes- .  Es diferente a los Pósitos, que tienen un carácter asistencial y de reserva de granos para los campesinos -que se situaba en el edificio de la Policía Local en el Arco-. En la Visita de los Visitadores de la Orden de Santiago -que vigilan exhaustivamente la recaudación- de 1525 se deja constancia de la reciente construcción de la tercia o bastimento, que era de muy buena construcción, de cal y canto: "es una pieza ancha e larga. Tiene una danza de arcos por medio en lo alto e bajo. E lo uno sirve de bodega e tiene dos jarahíces e dos pilancos. E lo alto sirve de granero. (...) Tiene muy buenas maderas e una escalera muy buena de piedra por de fuera. E sus puertas e cerraduras fuertes (...)" (V, 1525, El Toboso, f 450)
En la visita de 1603 los visitadores dicen: "Visitose la casa tercia de la Mesa Maestral. La qual está cerca de la iglesia y es de cal y canto con tres estribos gruesos (machones) por de fuera para fortaleza de la pared(...)" (V, 1603, El Toboso, f  608)
Tenemos referencias de la existencia de la Tercia hasta el Diccionario de Madoz en 1850. El problema es situar su ubicación. Yo propongo la hipótesis, por las similitudes espaciales y tipológicas con la Tercia de Mota del Cuervo y por algunos testimonios orales que yo he escuchado a personas nacidas en el siglo XIX,  de que quizá pueda tratarse del edificio de la Cooperativa del Pan Aldonza Lorenzo y de la casa contigua, del que se suele decir sin certeza que albergó la iglesia de la Vera Cruz.
De hecho en El Catastro de Ensenada de 1752 se menciona un edificio perteneciente al Rey en la Plaza del Horno Viejo de "37 por 12 varas (31,45 por 10,2 metros) que sirve para la recolección de diezmos de granos". La Plaza del Horno Viejo era la actual plaza del Arco. La Tercia es un símbolo del sistema impositivo de la época, sin el que no se entiende el funcionamiento de esta sociedad extraordinariamente desigual, basada en los privilegios de determinados grupos sociales.

miércoles, 2 de junio de 2010

Brocales robados

Antiguo brocal desaparecido del Pozo del Cura 
Desde hace años el expolio del patrimino depositado en el campo durante siglos no ha parado de crecer. Este brocal y abrevadero de piedra de una sola pieza del Pozo del Cura, situado en el camino nuevo de La Mota fue robado hace más de diez años. Recientemente han robado también el brocal del Pozo de los Machos. No hace mucho tiempo se han restaurado, catalogado y señalizado acertadamente los brocales y pozos próximos al pueblo, pero también habría que hacer un inventario de los brocales que aún quedan dispersos por todo el término municipal y pensar en trasladarlos a algún sitio seguro, visto el triste destino que están teniendo.

jueves, 27 de mayo de 2010

Sobre la antigüedad del culto al Cristo de la Humildad

Me preguntaba hace poco Francisco Moreno, que forma parte de la Junta del Cristo de la Humildad, que si tenía datos históricos sobre la antigüedad de este culto. Creía recordar que en las Relaciones de Felipe II de 1576 aparecía algo pero, así como se mencionan  todas las cofradías, no hay referencia alguna al respecto. Y, aunque no he investigado este tema, me temo que hasta ahora no se han encontrado datos fiables. Hay varias leyendas y tradiciones orales muy conocidas por todos -y recogidas en el libro de Albino Maestu y Nicolás Sánchez El Toboso. Datos para una historia, y en el de Ricardo López Historia de El Toboso-, pero documentos históricos, por lo que yo sé, no se han encontrado, si exceptuamos las referencias más recientes. Sí sabemos, por ejemplo, que a principios del siglo XVIII existía una capilla en el Hospital de Pobres dedicada a Jesús de la Humildad con un retablo y diversos objetos litúrgicos de plata. Por lo tanto es un tema abierto, como tantos otros, y por investigar. Está por saber la antigüedad de este culto popular tan importante para los toboseños.

domingo, 23 de mayo de 2010

Brocales con historia

Antiguo brocal del convento de Agustinos de El Toboso

Ya en la Relaciones de Felipe II se habla de la necesidad de El Toboso de hacer pozos para abastecerse de agua. En cada casa, en cada convento, en los caminos, era imprescindible tener un pozo de "agua llovida" o manantial. Los brocales acompañan a estos pozos y son un aspecto importante del legado artístico de El Toboso. Aquí mostraremos dos brocales de dos edificios religiosos desaparecidos.
En primer lugar el brocal del convento de Agustinos, fundado a principios del siglo XVII y que fue una de tantas víctimas de la desamortización de los bienes eclesiásticos en la primera mitad del siglo XIX -para financiar las crisis crónicas de la hacienda pública y hacer frente a la guerras carlistas contra los sectores absolutistas y la propia Iglesia que los apoyaba-. Este convento fue abandonado y saquedo. Este brocal se encuentra en la que fue la antigua casa de Andrés Olmo. Muestra el símbolo de la orden agustina, una cruz, que se repite en cada lado y en los vértices redondeados. Podemos observar las estrías, las marcas del desgaste de la piedra, el paso del tiempo sobre la piedra, señal del trabajo de extraer el agua, elemento imprescindible para la vida en una tierra tan seca.
También se conserva el brocal del edificio religioso conocido como Tercera Orden Franciscana -situado enfrente de la Iglesia Parroquial, que desapareció completamente hacia los años setenta del siglo pasado.

Brocal del edificio de la Tercera Orden Franciscana

Brocal del la glorieta de García Sanchiz, que antes pertenecía al huerto de Vicente Gómez Barrajón, que cedió este espacio a finales del siglo XIX para agrandar el espacio próximo al convento de clarisas.

miércoles, 19 de mayo de 2010

La fotografía de Jean Laurent sobre el carro de tinajas

El gran fotógrafo  francés Jean Laurent hizo esta fotografía en Murcia en 1871, e inmediatamente -por ese cruce de asociaciones que  de forma automática  despliega el  investigador obsesionado- hemos intentado  aumentar el tamaño de la foto para ver si encontramos la marca de origen de esas tinajas, que por su aspecto bien puedieran ser de donde quisiéramos -pero los píxeles no nos lo permiten-. Habrá que buscar la fotografía original -o una buena copia- y conseguir más datos de la misma, pero no hemos podido evitar, al descubrir esta foto, emocionarnos y proyectar con la imaginación el recorrido por el espacio y el tiempo siguiendo las rutas de las tinajas toboseñas .

El tinajón escondía una tinaja de El Toboso


El Toboso esconde un tesoro, el de sus tinajas, que fueron las más famosas de España, y que están presentes en muchos museos -por ejemplo en el recientemente inaugurado de Alcázar de San Juan sobre Alfarería de Castilla La Mancha- pero que en el pueblo que las creó aún están por descubrir y valorar. Me han llegado noticias de que hace un mes escaso se han vendido dos tinajas de El Toboso de forma fraudulenta. Este fin de semana he descubierto que lo que era un humilde tinajón, escondía en el  borde  de la boca,  la marca de las tinajas de El Toboso, un "logo" de éxito en su época.


lunes, 17 de mayo de 2010

Toboseñas famosas


En la provincia de Ciudad Real  llamaban "toboseñas" a las famosas tinajas que se producían en El Toboso hasta finales del siglo XIX -y que se exportaban por todas partes-. El excelente museo de Alcázar de San Juan -FORMMA, Museo de la Alfarería Manchega- recoge varias piezas de las tinajas toboseñas. El fondo permanente del museo procede de la donación de la colección de alfarería manchega de Jesús María Lizcano.

viernes, 7 de mayo de 2010

Los libros de Galdós para El Toboso

Leyendo el libro de Andrés Gómez-Flores Territorio Quijote (2005), en el que va siguiendo los pasos de Azorín por la ruta del Quijote, me entero de la donación de libros que hizo la hija de Galdós al Ayuntamiento de El Toboso en 1925.
Carta de la hija de Galdós al alcalde de El Toboso en 1925, que aparece en el libro de Andrés Gómez-Flores mencionado

Continuación de la carta de la hija de Galdós

Ya hablamos en una entrada anterior de la estrecha relación de Galdós con El Toboso y en la carta de la hija se recuerda especialmente al gran  personaje literario del médico de El Toboso, "el célebre Miquis", Augusto Miquis,  creado por su padre -el segundo gran personaje literario de El Toboso, después de Dulcinea-, y que aparece en varias de sus obras. Andrés Gómez-Flores se pregunta dónde fueron a parar aquellos libros de Don Benito Pérez Galdós que se enviaron a El Toboso y que podrían haber enriquecido la biblioteca cervantina. También se extraña el autor que no haya ninguna edición de la Ruta de Don Quijote de Azorín, con un capítulo famoso dedicado al pueblo- cuya edición de 1916 tiene unas fotos magníficas de El Toboso -que comentaremos otro día.

domingo, 2 de mayo de 2010

Veletas

Rosa de los vientos de El Toboso
Las veletas guardan la memoria del viento, pero sobre todo emiten señales y avisos muy útiles. El Toboso tiene una instalación permanente de arte móvil en sus tejados, un sistema articulado de veletas que anuncian el frío -cierzo-, la lluvia -poniente y solano-, el agostamiento de las cosechas -solano-...Desde casi cualquier lugar del pueblo se pueden ver sus veletas, solo hace falta levantar la mirada de vez en cuando.
Veleta del Convento de las Monjas Clarisas


Veleta del Cristo de La Humildad

Una de las Veletas del Convento de Trinitarias

La veleta de la espadaña del Convento de Trinitarias

La veleta de la Iglesia Parroquial

Veleta de San Sebastián

Veleta de una casa, con el motivo del gallo, el más común
Veleta de una casa
Otra veleta de gallo
Veleta del Museo de Dulcinea
Veleta del Museo de Dulcinea
Veleta del Antiguo Horno de la Torrecilla

La persecución inquisitorial de la familia Alonso-Villanueva de El Toboso

 El Archivo Diocesano de Cuenca contiene un conjunto de expedientes inquisitoriales referidos a El Toboso de inestimable valor para conocer ...